Con los avances en el levantamiento de las restricciones impuestas como defensa al virus SARS-Cov-2 y la enfermedad Covid-19, dado por la disminución de contagios a nivel mundial, se vislumbran dos escenarios, uno donde se mantiene la pandemia, con posibles nuevos brotes de mutaciones de virus o un segundo escenario donde pasa a endemia, y así convivir con el virus Sars-Cov-2 de la misma forma como se viene realizando hace años con la influenza, donde al menos en nuestro país, anualmente en cada otoño, se vacunan a los mayores de edad.
Lo anterior significa que también algunas de las medidas tendientes a mitigar la propagación de virus se deberán mantener en el tiempo, entre estas, las que nos interesan son la ventilación (inyección de aire exterior y extracción de aire), y el filtrado del aire exterior.
Estas dos medidas, no son nuevas, pero históricamente han sido gestionadas egoístamente en los proyectos, en el mantenimiento, y por los usuarios, con tasas de ventilación inadecuadas e insuficientes, y con niveles de filtrado de aire bajos o simplemente operando sin filtros o con ellos colmatados. Luego, se abre un desafío, para las empresas de mantenimiento de instalaciones de climatización y de las empresas administradoras de edificios, como también de los departamentos de mantenimiento de instituciones, para revisar y mejorar sus actuales instalaciones, o adoptar medidas de limitación de aforos, según su realidad, consistentes con las tasas de ventilación que efectivamente estén manejando.
En todo el periodo de pandemia, solo unos pocos edificios ha revisado y mejorado sus instalaciones de ventilación y de filtrado de aire, que desde mi perspectiva son solo las excepciones que confirman la regla. De los edificios inspeccionados por Cintec durante el periodo de pandemia (dos años recién cumplidos), todos presentaron aspectos por mejorar, y la mayoría no cumplía las tasas de ventilación y/o el filtrado mínimo recomendado para la aplicación. Es decir, hay mucho por realizar, para lograr condiciones de buena calidad de aire interior, independientemente de la pandemia, que viene a poner aún más compleja la situación.
Y ahora en la medida que se den las condiciones, es esperable un retorno a trabajos presenciales y eventos con afluencia de personas; donde se requerirá contar con las medidas de mitigación mencionadas, requiriendo mejor calidad de aire.
Como ya está instalado el trabajo telemático, que presumiblemente se mantendrá aunque sea parcialmente, es esperable una menor densidad de personas en las oficinas.
Durante la pandemia con edificios con baja ocupación, era sostenible que operaran las instalaciones, porque aunque tuvieran flujo insuficiente con respecto a una ocupación normal de diseño (Una persona por cada 10 m2); al operar con baja ocupación, típicamente inferior al 50%; se lograba tasa de ventilación adecuadas a la condición de pandemia, dado que la densidad de personas se redujo a una persona por cada 20 m2, o más aún. O al revés, se ha operado verificando el flujo de aire exterior disponible (medido en la manejadora de aire), determinando el aforo máximo, para lograr una tasa de ventilación adecuada, según el criterio utilizado en pandemia, de típicamente mínimo 36 m3/h/persona, o según recomendaciones para pandemia de hasta 45 m3/h/persona.
Las tasas de ventilación mínimas, típicamente en edificios de oficinas son de 25 m3/h/persona, según estándar de AHSRAE 62.1; pero estas son normalmente calculadas sobre la tasa de ocupación de una persona cada 10 m2; la realidad nos muestra que las tasas de ocupación hasta antes de la pandemia, eran de una persona cada 6 a 8 m2; es decir, la ocupación real del edificio era mayor al diseño, lo que conduce a tasas de ventilación bajas, incluso bajo la tasa de ventilación mínima en algunos casos. Entonces, en la medida que los edificios retomen su ocupación previa a la pandemia, y sin realizar ninguna mejora en la ventilación, caerán forzosamente a tasas de ventilación pobres cercanas o bajo las tasas mínimas de ventilación.
Aumentar el flujo de aire de ventilación, en un edificio construido, es una tarea normalmente sin factibilidad técnica; dada las dimensiones de ductos y las velocidades límites aceptables. Lo mismo ocurre con el mejoramiento de la calidad de filtrado de aire, donde los ventiladores cuentan con presión disponible para manejar un tipo de filtro definido, que típicamente es de baja eficiencia o la mínima (Merv-8), lo que limita aumentar la eficiencia de filtrado de aire. En general, los edificios que se diseñaron con certificación de eficiencia energética, cuentan con bancos de filtros y ventiladores aptos para manejar filtros con eficiencia nivel Merv-13 (14); y en algunos casos con diseño de flujo de aire de ventilación dado por el flujo mínimo más 30%; que permite contrarrestar la típica mayor cantidad de personas. Unos pocos proyectistas diseñan en base a tasas de una persona cada 8 m2, que deja una mayor holgura, que permiten contrarrestar la mayor tasa de ocupación de personas, operando con mejor calidad de aire.
La recomendación para periodo de pandemia, es operar con filtros de aire exterior al menos Merv-14 (aunque son bastante más usados los filtros con eficiencia Merv-13, que es típicamente el disponible en nuestro mercado). Luego, para incrementar el nivel de filtrado debe realizarse un estudio detallado, evaluando adecuadamente las variables en juego, para alcanzar una solución adecuada.
Una opción de mejora en la calidad de aire, especialmente cuando no hay factibilidad técnica para mejora de la eficiencia de filtrado, es agregar ionizadores bipolar a las instalaciones de climatización, que puede realizarse en general a todo el equipamiento, o privilegiando los sectores con mayor afluencia de personas (atención de público, salas de espera, auditóriums, salas de reuniones, cajas de pago (manejo de billetes), etc.). Los ionizadores bipolares, surgen como una oportunidad especialmente en los casos donde la ventilación es baja y el filtrado de aire es media o baja eficiencia (Merv-8 o inferior), y no hay factibilidad técnica para mejorar. Aun no se cuenta con un guía de diseño por parte de ASHRAE, pero ya está creado el comité técnico, donde la industria de ionizadores generara los nuevos estándares. En los ionizadores es relevante, verificar que los ionizadores propuestos no generen Ozono u O3, es decir, que deben cumplir con certificación de UL-2998 (UL es Underwritters Laboratories de EEUU). En nuestro país hay dos o tres distribuidores de Ionizadores que pueden dar soporte en la solución, y que tienen disponibles ionizadores libres de emisión de Ozono. La forma de operar de los ionizadores bipolares es que por atracción eléctrica de partículas aglutinan partículas de tamaño pequeño, formando una partícula de mayor tamaño que cae al piso o es arrastrada a los filtros de aire del equipo de climatización, donde puede ser retenida por el filtro de aire. Esas mismas partículas pequeñas por su tamaño no pueden ser retenidas por los filtros de media y baja eficiencia.
Otro aspecto también recurrente es la mala calidad de filtros de aire en unidades fancoils, en general lejos de la recomendación de filtrado de aire, Merv-6; que además, en general los fabricantes los ofrecen como ítem opcional (para ser competitivos). Además es bastante usual encontrarse al inspeccionar una instalación existente, con fancoils que no cuente con filtros, o estos están colmatados. Esto es recurrente, porque en general las administraciones de edificios, optan por contratar servicios de mantenimiento solo para el equipamiento de servicios comunes, lo que aparece atendible, pero no hay gestión en los fancoils al interior de oficinas, donde los usuarios en general desconocen y no tienen un encargado del mantenimiento. La administración del edificio, y/o el comité de administración del edificio, deberían gestar o recomendar al menos la limpieza de filtros o su recambio periódico. En general las empresas mantenedoras, ofrecen un servicio acotado al mínimo costo; y muchas veces con un programa de mantenimiento reducido o no completamente definido, luego, en general no aportan gestión, que además si la realizan, no tiene en general una adecuada recepción, y sienten que pierden su tiempo.
¿Sirven los sensores de dióxido de carbono de calidad del aire? Por supuesto que sí, y algunas instalaciones de edificios cuentan con estos sensores que no solo dan alarma de mala calidad del aire, sino que permiten ajustar el flujo de aire exterior en base a la calidad del aire, con el consiguiente ahorro de energía. Se acepta que una adecuada calidad del aire sean 900 a 1.000 ppm de CO2, (ppm, partes por millón); y en caso de pandemia el Plan Paso a Paso (Julio/2021), indico referencia para generar alarma en 700 ppm., de CO2., valor muy bajo a juicio del suscrito, dado que los valores del aire externo en calles de Santiago se encuentran en rango de 400 a 600 ppm. Hay disponible en el mercado medidores de calidad de aire, portátiles, que podrían permitir monitorear localmente la condición reinante.
Luego, con este panorama, poco auspicioso, es esperable que en general nuestros edificios, se mantengan con una calidad de aire baja, que redunde en la salud de las personas, más allá de la mutación de tal o cual virus.
Merv, es abreviación de Minimum Efficiency Reporting value, y es una escala de eficiencia de filtrado de aire creada por ASHRAE (American Society of Heating, Refrigeration and Air-conditioning). A continuación se indica escala de equivalencia entre escala Merv – ASHRAE y escala de New European Particle size test.
Filtros de alta eficiencia, basado en partículas de 0,3 micrones
Merv ASHRAE | 14 | 13 | 10 |
CEN-EN 779 /DIN-EN 779 | F8 | F7 | F5 |
Rango Merv eficiencia, % | 90-95 | 80-90 | 50-55 |
Filtros baja eficiencia, basado en arrestancia
Merv | 8 | 6 | 4 |
CEN-EN779 | G4 | G3 | G2 |
Rango Merv eficiencia, % | >90 | 80-90 | 65-80 |
Espero, poner sobre la mesa el tema, y activar a los actores a que tomen acciones para abordar de mejor manera, y mejorar las condiciones actuales y futuras de la calidad del aire al interior de los recintos cerrados.
Joaquín Reyes Ruz-CINTEC